Román y Canivell | Arquitectos

La imagen exterior del edificio, busca ser tratado como un edificio de uso singular, su fachada recuerda la silueta  de la muralla que lo acompaña,  los huecos abocinados recuerdan también las saeteras de los castillos y con su escala buscan generar un entorno acorde con la iglesia, ya que los espacios abiertos que rodean al conjunto así lo permiten.

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También buscando un  elemento diferenciador del entorno que muestre su carácter religioso, se rodea el edifico en planta baja, de una celosía dorada, que recuerda en su diseño los respiraderos  dorados de una canastilla  así como en el centro del módulo se recrea simplificado el escudo de la hermandad, este elemento nos permite dar seguridad a los huecos en planta baja, generar la entrada, dejar el paso de la luz, matizar las vistas exteriores pero a la vez  crear un hito en el entorno con una pieza tan potente.

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Para rematar el edificio siguiendo un esquema clásico de basamento, desarrollo y cornisa, proponemos realizar una gran ménsula de hormigón armado pintado en dorado, que nos ayuda a completar la imagen del edificio.